Empecé a entrenar perros en el año 2008, más por afición que por pensar en dedicarme profesionalmente a ello.
No tarde, como cada uno que se mete en el mundo canino, en intuir la cantidad de capacidades de las que se puede dotar un perro, si se elige la tipología del animal y la edad adecuada, para facilitar nuestro propio desarrollo o para paliar las limitaciones que nosotros mismos tenemos.
Por eso, en 2011 hice mi primer curso ‘importante’ de educación canina en el centro de formación de Security Dogs. Aquí obtuve mi primer título: el de monitora canina, del que más orgullosa estoy. Antes había realizado algunos seminarios de perros de seguridad y de educación canina, que me habían preparado para aquel primer gran reto.
Tras mucho exigir al mundo animal, me di cuenta de algo
Lo principal para encontrarte bien con un perro es conseguir que él se encuentre igual de bien contigo, para lo cual le tendrás que haber proporcionado un hábitat adecuado a sus necesidades, dependiendo de sus características físicas, de su vitalidad…. Especializarme en eso fue lo más difícil, pues no se encontraba formación al respecto, así que tuve que formarme por mi cuenta a través de la lectura y la investigación que encontré, sobre todo, en autores como Sophia Yin, Turid Rugaas, Ian Dunbar, Patricia McConnell … libros tales como, Cómo comportarse para que su perro se comporte, Cómo saludar a un perro y qué evitar, El lenguaje de los perros: Las señales de calma …
Este conocimiento, además, servía tanto para perros que han de cumplir una misión para sus dueños, como para los que simplemente se tienen por el placer de disfrutarlos, por lo que es una de las disciplinas más transversales de todas en las que me he formado.
Esto surge mucho después
Al comprobar en primera persona que no solo se podía obtener obediencia o lograr una vida más o menos amable en compañía de una mascota, sino que un animal bien entrenado podría prestar importantes servicios a la comunidad, investigué en la fórmula de los perros de protección, en los que me especialicé realizando varios cursos como el de guía de perros de seguridad, el curso intensivo de figurante y más adelante el Perros de Protección para violencia de género… En ese tiempo comencé un proyecto personal que sabía que sería costoso adiestrando a una de mis perras (Diva, pastora belga malinois entonces cachorrita) para defender a una mujer víctima de violencia de género de una posible visita no querida de su agresor.
Muy poco después profundicé en el mundo de la terapia con animales. Como los caballos no me cabían en casa, opté por las terapias asistidas con perros, realicé un curso de, incentivación a la lectura con perros en el año 2012 y me hice con un cachorro adecuado para la tarea (Buk, mestizo de labrador y totalmente manso). Este es ya, de pleno derecho, otro de los activos de la Asociación.
Mientras Buk crecía me forme como Técnica en Terapias Asistidas con Perros.
El último paso que he dado ha sido el de buscar más habilidades de asistencia en que se pueda entrenar a nuestros animales. Abrir puertas, recoger objetos, avisar de un sonido, analizando que, además de una inestimable compañía, nuestra mascota podía proporcionar importantísimos servicios a su cuidador. Me introduje en la disciplina de los perros de asistencia, o sea, en las técnicas para introducir en los animales capacidades útiles para suplir carencias propias: tirar de tu silla de ruedas, detectar un bajón de azúcar o despertarte si llaman al timbre.
Son todas ellas acciones que podemos conseguir de un perro con un buen adiestramiento, para cuya formación acabo de terminar el curso de Instructor de Perros de Asistencia, que acabo de completar con la Escuela de DISCAN.
Añado, para despedirme, una última conclusión, la cuarta: Me encanta el trabajo que hago: entrenar perros que ayudan a las personas, ayudar a las personas a entender a sus perros.
Y muchos más…
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